Retablo de los días de la peste

Ingmar Bergman

La muerte juega al ajedrez y otras escenas medievales

Albertus Pictor

La llegada del señor Sleeman

Hjalmar Bergman 

94 páginas
19 páginas a color
fecha publicación: septiembre 2018
978-84-942189-7-2
precio: 26,00 €

PRESENTACIÓN

EL LIBRO

Las imágenes del pintor más conocido en Suecia a final de la Edad Media, Albertus Pictor, descienden de los muros de las iglesias y cobran vida en los dramas y en las películas de Ingmar Bergman: Retablo de los días de la Peste (1954, que se ofrece en este volumen), y El séptimo sello (1957). Max von Sydow y Bibi Andersson interpretan los caracteres principales de esta película, y dos meses después de su estreno reaparecen como jóvenes amantes en la primera producción para la televisión de Bergman: la angustiosa Llegada del señor Sleeman, contada por Hjalmar Bergman y que se publica por primera vez en castellano en nuestro volumen.

PRIMER CAPITULO

REFERENCIAS

INGMAR BERGMAN

Desde 1952 Ingmar Bergman era el director del teatro municipal de Malmö. Allí programó y dirigió la puesta en escena de Fausto de Goethe, el Don Juan y el Misántropo de Molière, la Sonata de los espectros de Strindberg, Peer Gynt de Ibsen, Seis personajes en busca de un autor, de Pirandello, y otras muchas obras clásicas y contemporáneas.

Fue en Malmö también donde Bergman empezó a trabajar con muchos de los actores y actrices, cuyos nombres quedarían asociados a sus películas: Max von Sydow, Ingrid Thulin, Bibi Anderson, Harriet Andersson o Åke Fridell.

El director de teatro necesitaba un texto que pudiera servir a los actores más jóvenes para realizar ejercicios de interpretación. Pero ninguno de los que podía disponer le satisfacían, así que pensó en reunir los recuerdos de lo que había visto en pinturas al fresco en pequeñas iglesias de pueblo, durante su infancia; y hacer que los personajes de la pared llegaran al escenario. Así nació Trämålning, pieza dramática de un solo acto firmada por Ingmar Bergman.

La obra se estrenó el 24 de septiembre de 1954, en la Sveriges Radio. Bergman dirigió la interpretación para el teatro radiofónico y él mismo interpretó el personaje del Narrador. El texto apareció publicado luego en Svenska radiopjäser, colección de la radio sueca en la que se presentaban algunas de las piezas emitidas en el curso del año.

Al año siguiente revisó el texto, ampliándolo con un nuevo personaje (la muchacha), y lo programó en el teatro Municipal de Malmö. El estreno fue el 18 de marzo, y en el reparto aparecieron algunos nombres que no habían intervenido en la emisión radiofónica. Éste es el texto que nosotros hemos tenido en cuenta para nuestra edición.

En 1956 Trämålning fue publicado por la editorial Uggleböckerna, en la serie Enaktare för amatörer (Piezas en un acto para aficionados). Se ofrecía en un estuche con diez manuscritos, uno para cada uno de los intérpretes, junto con un folleto con ideas para la puesta en escena, firmado por Hans Abramson. El editor hacía esta advertencia: «Sólo se puede representar con permiso escrito de Ingmar Bergman, al que se le puede escribir a la dirección del Teatro municipal de Malmö».

El título original Trämålning (literalmente: pintura sobre tabla) lo he traducido por algo que me ha parecido más acorde con el contenido Retablo de los días de la peste. Una serie de personajes que representan una historia, no estáticamente en un altar sino interpretándola en un escenario. Son escenas que tienen lugar durante la peste y los personajes viven el drama de la peste, pero no hay conflicto teatral ni desarrollo de la acción. Es una alegoría teatral con alguna referencia a las Moralidades medievales. Retablo suena también a la tabla del original.

La historia es muy simple. Un caballero vuelve con su escudero a su país tras diez años de cruzadas y a su regreso se encuentra con un territorio asolado por la peste. En él deambulan una serie de personas: la bruja, el herrero y su esposa descarriada, el cómico que la ha seducido, la virgen María y la esposa del caballero. Son estos los personajes que finalmente se van a tropezar con un severo Señor, la Muerte, al que seguirán en una lúgubre danza.

El caballero se mueve en un país asolado por la peste, sin duda una alegoría de la amenaza atómica que entonces preocupaba realmente a la humanidad: era palpable el miedo de una guerra nuclear aniquiladora. Era como la angustia que provocaba la peste medieval aunque podría ser más devastadora. También la presencia de la bruja podría hacer referencia a la delirante caza de brujas en Estados Unidos, en una época en la que todavía resonaban los ecos de la persecución que llevó a cabo el senador McCarthy, de comunistas y liberales, causantes de todos los males que afligían al país – como la bruja de la pieza de la peste.

En esta dramática circunstancia de la peste ocupa en la pieza un lugar importante, cerca de la mitad del texto, la banal infidelidad de la mujer del herrero contada con humor negro y lenguaje directo. La vida de todos los días sigue su curso.

Y se sufre, como lo hace el caballero, con el silencio de Dios – tema que se convertirá en una característica bergmaniana en las películas posteriores.

De hecho, Trämålning se convirtió en 1957 en El séptimo sello, Premio especial del jurado en el Festival de Cannes de ese mismo año.

De la Introducción, por Francisco J. Uriz, traductor del texto.

ALBERTUS PICTOR

Albertus Pictor (1440-1507) es el nombre en latín, con el que solía firmar sus obras murales el pintor sueco Albrekt Målare. Había nacido en Immenhausen, en el principado de Hesse (Alemania), por lo que fue conocido inicialmente como Albertus Immenhusen. Pudo trabajar en su país natal en el taller de maestros como Martin Schongauer (c. 1435/1450 – 1490), el maestro E.S. (documentado entre 1450 y 1466) o el Housebook Master (entre 1470 y 1500). Aunque en su trabajo futuro puede reconocerse estas influencias germanas, Albertus Pictor nunca hará una copia servil de los estilos precedentes.

La primera fuente sueca que se refiere a él es de 1464, y lo registra como vecino de Arboga (Västmanland), con el nombre de Albrekt Målare. Está documentado su matrimonio con la viuda de otro pintor, Johan Målare, ocho años más tarde. Trabajando en el taller de éste en Estocolmo, pronto se convirtió en el más prolífico de los pintores murales de su tiempo, y en el de más éxito también. Entre 1501 y 1507 Albrekt Målare pagó más impuestos que ningún otro pintor sueco de su tiempo.

Son unas de 35 iglesias con pinturas al fresco las que se le atribuyen. En diez de ellas podemos reconocer su firma; y en una, la iglesia de Lid, en Södermanland, él mismo se dibuja arrodillado. Trabajó sobre todo en esta provincia y en las de Västmanland y Uppland.

HJALMAR BERGMAN

La llegada del señor Sleeman (en el original: Herr Sleeman kommer) fue escrita por Hjalmar Bergman (1883-1931) en la década de los años diez. Mishkin Ediciones ya publicó una novela de este autor, titulada Jack el Payaso. La pieza dramática en un acto, a la que ahora llega su turno, vio la luz en 1917 en la colección Marionettspel (Teatro de marionetas, Bonniers Förlag, Estocolmo), junto con El arlequín de la muerte (Dödens arlekin) y Una sombra (En skugga).

La pieza fue llevada por primera vez a escena en el Lorensbergsteatern de Gotemburgo, en 1919. En vida del autor tuvo dos representaciones más; una de ellas en el Dramaten, en 1922, dirigida por el legendario Olof Molander. La obra se ha representado desde entonces numerosas veces en Suecia, Finlandia y Dinamarca, tanto en teatro radiofónico como en el profesional y de aficionados. El texto fue utilizado como libreto de una ópera homónima, con música de Lennart Hedwall, estrenada en Estocolmo en 1979.

La llegada del señor Sleeman también ha tenido fortuna con la televisión. Ingmar Bergman dirigió su puesta en escena para la Svenska Television (SVT) en 1957. Dos años después, en 1959, los daneses la produjeron bajo la dirección de Anna Borg. A la televisión finlandesa llegó en 1963, esta vez dirigida por Ere Kokkonen. En el mismo país, bajo la dirección Kurt-Olof Sundström, fue producida otra vez en 1983.

El director de teatro Ingmar Bergman sentía predilección por esta pequeña pieza, que dirigió para el teatro y para la televisión. Con veinticinco años cumplidos, la llevó a escena en el Dramatikerstudion de Estocolomo. Aquel programa de 1944 era doble, pues incluía otra pieza del mismo autor (Spelhuset). El papel del señor Sleeman fue interpretado por Toivo Pawlo.

Luego, cuando la Svenska Television apenas había empezado sus emisiones y Bergman fue invitado a dirigir una producción de teatro para ese medio, en 1957, volvió a elegir La llegada del señor Sleeman. Era la primera vez que se enfrentaba al medio televisivo, y le debió coger el gusto, pues llegó a dirigir casi veinte películas más, de ficción y documentales, en ese soporte.

Bergman había estrenado, en febrero de 1957, El séptimo sello, y estaba libre para marchar a los estudios de la televisión, en Estocolmo, con varios actores del Teatro de Malmö, para afrontar la nueva producción. Le acompañaban, entre otros, dos jóvenes veinteañeros que habían tenido sendos papeles principales en la película. Max von Sydow, el caballero cruzado protagonista de El séptimo sello, interpretaría el Cazador en La llegada del señor Sleeman. Y Bibi Anderson, que había dado vida a María, era Anna-Marie, la víctima inocente de la pieza de Hjalmar Bergman. Además, trabajó junto a Bergman, como ayudante de dirección, Lennart Olsson, el mismo que en 1963 dirigiría, también para la SVT, Trämålning, o El retablo de los días de la peste, como nosotros lo hemos traducido en esta edición.

La viuda de Hjalmar Bergman, Stina Bergman, siguió con mucho interés la producción para la televisión de la obra de su marido. Y quedó muy satisfecha con el resultado obtenido por Bergman. Lo mismo ocurrió con los críticos, que vieron en Bergman un hallazgo para la televisión sueca, pues llegaba a ella con un amplio bagaje de dirección de teatro y de cine. Los productores de la SVT, en fin, pensaron que Bergman había conseguido la mejor producción de teatro para la televisión, hasta la fecha.

De La llegada del señor Sleeman, dirigida por Ingmar Bergman, se conserva una copia en 16 mm en los archivos de la SVT, que la produjo.

La obra de Hjalmar Bergman, inédita hasta el momento, se ofrece en una cuidada traducción de Marina Torres, que mantiene toda la riqueza psicológica y emocional del texto original.